Durante la última década, el sector lácteo nicaragüense se
ha convertido en una de las fuentes de desarrollo más importantes del norte del
país, contribuyendo con un 33.5% al total del PIB agropecuario del país. El
mayor peso en este sector lo tienen las micro y pequeñas procesadoras
artesanales, de las cuales han evolucionado 30 a una escala de preindustria con
productos que ahora se pueden colocar en el mercado extranjero.
Dentro de esas empresas exitosas, encontramos la experiencia
de la Cooperativa Ríos de Leche, que al
igual que la mayoría de las cooperativas lecheras del norte, nacieron en la transición del conflicto y guerra de
los años 80 y el inicio del proceso democrático de los años 90.
Para muchos
campesinos del norte, la figura institucional de las cooperativas representaba
en su propio cuerpo la experiencia de la crisis productiva, económica y
organizativa en el país. Al mismo
tiempo, las cooperativas también simbolizaban un conflicto frontal con aquel
gobierno revolucionario, que con la intención de promover el desarrollo del
país, terminó obstaculizando el desarrollo de muchas cooperativas del norte.
En específico,
las cooperativas lecheras del norte nacen para el acopio y procesamiento
lácteo respaldado por la cooperación internacional de países del norte de América
y Europa, que quería reproducir las experiencias exitosas de desarrollo local
de sus respectivos países en Nicaragua.
Las principales
características a destacar del desarrollo de la cooperativa es que nacieron
como un proyecto social concebido en el seno de las comunidades del norte, pero con una senda de desarrollo influenciada por externalidades. Desde sus inicios, se crearon canales de comercialización de leche y queso en el
norte del país y en países fronterizos como Honduras y El Salvador.
Existe una gran
heterogeneidad en el tamaño de las fincas de los socios, lo que refleja las
diferencias en sus capacidades de producción.
Pero la asociación de los productores lácteos fue reforzada por la
necesidad de satisfacer los nuevos acuerdos de venta de leche y queso con
agroindustrias extranjeras que se interesaron en el mercado nicaragüense. Estos
contratos le han permitido a la cooperativa asegurar la venta de su leche a un
precio fijo para evitar la volatilidad de precios del mercado.
La cooperación
externa no sólo ha brindado financiamiento para modernizar los procesos
productivos de la cooperativa, sino para fortalecer la organización social y
estratégica de los productores de leche del norte y buscar puntos de
convergencia y alianza con el gobierno
en turno para establecer canales de comunicación fluídos que permitan un
diálogo más sano de las necesidades de la cooperativa y del sector lácteo en
general.
La clave del
éxito de la cooperativa radica en su estrategia de trabajo con sus socios y
demás proveedores de leche así como la utilización de maquinaria moderna para
el acopio y procesamiento de leche que aseguran su calidad. Sin embargo,
existen todavía casos de rechazo del suministro de leche por baja calidad, lo
que significa que se necesita mayor uniformidad de la calidad de la leche por
parte de cada uno de los socios y demás proveedores.
Dentro de los
principales retos a futuro de la cooperativa, encontramos la apuesta por
mejorar la calidad de la leche y la instalación de nuevos tanques de frío, de
forma que la capacidad productiva se elevará mucho más para suplir los compromisos
de los contratos agroindustriales nacionales y extranjeros. Esto obligará a aumentar la contratación de
nuevo personal para la asistencia técnica, comercialización, servicios de
crédito y venta de insumos y medicina.Todo esto, hará
que la cooperativa tenga la necesidad de replantearse una vez más su esquema
organizativo y de gerencia.
Durante las entrevistas realizadas con el representante de la cooperativa, pude comprender que el cooperativismo requiere un proceso gradual de concientización de que existen niveles de cooperación distintos para metas específicas. Los productores de estas cooperativas lograron comprender, que para dialogar con el gobierno y las grandes empresas agroindustriales no pueden hacerlo de forma individual, ya que es necesario la puesta en común de acuerdos y necesidades para enfrentar los retos y desafíos del mercado.